Mano escribiendo

Nadie lanza nunca un libro al agua

Se lo echa al fuego, se lo aprisiona en una caja, se lo entierra de pie en una biblioteca. Pero nadie lanza jamás un libro al agua. Nadie. Nunca. Jamás.

Ella mira desde la orilla del lago. Mira y parece decir: nadie lanza nunca un libro al agua. Sólo que ella, la niña que juega en la orilla del lago con un cubo de plástico rojo, no ha pronunciado ni una palabra. Alarga su brazo, señala hacia el libro flotante... continua>>

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